Silencio Roto (2001)
Nota: 8
Dirección: Montxo Armendáriz
Guión: Montxo Armendáriz
Reparto: Lucía Jiménez, Juan Diego Botto, Mercedes Sampietro, María Botto, Alvaro de Luna
Fotografía: Guillermo Navarro
Por lo general, intento evitar el cine español que gira en torno a la Guerra Civil. Se trata habitualmente de un cine propagandístico y descaradamente tendencioso, en el que más que a un conflicto político, parecemos asistir a una lucha entre ángeles y demonios; lógicamente, ser tan fantasioso resulta un handicap insalvable, cuando lo que se pretende es plasmar un momento en la historia de nuestro país. Pero con «Silencio Roto» me he llevado una grata sorpresa. Montxo Armendáriz nos cuenta una historia creíble y estremecedora; nos habla sobre seres humanos inmersos en un conflicto que desearían no estar viviendo y en el que al final todos acaban perdiendo; retrata un momento en la historia de España, en el que la línea que separa héroes de villanos es tan fina como la que delimita el valle de la montaña.
Esta película te atrapa desde sus primeros planos. Armendáriz construye un universo propio, a imagen y semejanza de un pueblo español en los años 40, y consigue que acabes sintiendo que no hay nada mas allá de sus fronteras; atrapa la mirada del espectador y muestra los claroscuros en la vida de unos habitantes que no son más que víctimas de heridas abiertas por la Guerra Civil, aún lejos de cicatrizar.
«Silencio Roto», la primera película que Montxo Armendáriz realizó con su productora Oriafilms, nos habla de traiciones, de muertes innecesarias, de abusos de autoridad, de suicidios ante un presente negro y un futuro peor, de actos deleznables en nombre de unos ideales justos; pero no todo es pesimismo en esta obra, ya que también hay signos de esperanza representados por la relación entre Lucia (Lucía Jiménez) y Manuel (Juan Diego Botto), por la solidaridad de unos hacia otros, por la lucha por unos principios…
La película del director navarro descansa sobre unos cimientos tremendamente sólidos: una dirección espléndida, que marca un ritmo preciso para cada momento y desconoce baches en su narración; una fotografía cálida y siempre acertada en su iluminación, que junto a un portentoso diseño de producción, logran una credibilidad sobrecogedora; un guión sin fisuras, según el cual se filma una película histórica, pero con los elementos dramáticos necesarios para nutrir su argumento con una bonita historia de amor y momentos de una perturbadora tensión, que la hacen irresistible al espectador.
En otro orden, los actores seleccionados para interpretar a los intensos personajes de este film, realizan un trabajo excelente. Entre ellos, destacan dos actrices dotadas de un don especial; la interpretación de Mercedes Sampietro no debería sorprendernos, ya que sus trabajos están instalados en la excelencia desde tiempos inmemoriales. Respecto a Lucía Jiménez, no disponía de muchas referencias y desconfiaba de su capacidad para aguantar el peso de una película. Pero estaba equivocado, ya que esta joven actriz responde por todo lo alto a las exigencias de un papel de vital importancia para el funcionamiento de la historia; una joven que vuelve al pueblo después de una temporada viviendo en la ciudad y se da cuenta de la situación real de las cosas. Armendáriz, apoyado en el excelente trabajo de Jiménez, utiliza el personaje de Lucía como un observador externo, dotado de una deliciosa inocencia y una ausencia de malicia que la convierte en imparcial, aunque a veces el amor le empuje a posicionarse en uno de los bandos.
Al fin, una película que habla sobre las miserias de la guerra sin señalar con el dedo a los culpables y sin intentar avivar el fuego de la venganza; una película que sirve para recordar lo que pasó, con la intención de que basándonos en la experiencia, no vuelva a suceder; una película sobre la guerra civil que hace honor a la palabra cine.
Carlos Fernández Castro
Enésima película maniquea y torticera sobre la guerra civil. Onanismo audiovisual progre y de perdedores con ínfulas adoctrinantes.
Discrepo en lo que escribes, Ana. Yo también estoy harto de ver las mismas películas sobre la guerra civil en las que el maniqueísmo campea a sus anchas, pero n creo que esta sea una de ellas. En mi opinión, estamos ante uno de los pocos ejemplos equilibrados de este subgénero.
Gracias por tu comentario