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Raíces Profundas (Shane) (1954)

Nota: 9

Dirección: George Stevens

Guión: A. B. Guthrie Jr (Historia: Jack Schaefer)

Reparto: Alan Ladd, Jean Arthur, Van Heflin, Brandon de Wilde, Jack Palance, Ben Johnson

Fotografía: Loyal Griggs

EN POCAS PALABRAS (para los impacientes)

Una de las cosas que más me llama la atención cuando hablamos del Western, es la mentalidad que el público en general  tiene respecto a este género. La gente considera que el Western pertenece a otros tiempos, que ha pasado de moda, que en la actualidad ha perdido su vigencia. Considero, sin embargo, que aunque este tema, como cualquier otro, pueda tener ciertas facetas susceptibles de ser sometidas al escrutinio de la moda, la conquista y colonización del Oeste americano constituye por sí mismo una verdadera epopeya, y que cada uno de los hechos que se narran en ésta, tienen como mínimo, el valor que puede tener una novela histórica.

Tratemos pues de tomar conciencia de que cuando estamos viendo una película de este género, no estamos ante una historieta que cualquier novela nos puede relatar, sino que estamos reviviendo hechos que tienen cierto valor histórico y que han sido plasmados en la pantalla de cine con una mayor o menor exactitud, pero que al fin y al cabo dejan constancia de una realidad pasada.

SI QUIEREN PROFUNDIZAR…

Argumento: “Raíces Profundas” nos cuenta la historia de una familia compuesta Joe (Van Heflin), el padre de familia, Marian (Jean Arthur), su esposa, y Joey (Brandon de Wilde), el hijo de ambos, que junto a otras familias en su misma situación, deciden colonizar unas tierras para cultivarlas y vivir de su trabajo. Ryker (Emile Meyer), líder de una cuadrilla de pistoleros, fue el primero que llegó a este valle y se cree con todos los derechos sobre el mismo. Un día Joe ve cómo una serie de forajidos se adentran en su parcela y tratan de sobornarlo para que influya en el resto de los colonos, de manera que juntos abandonen el valle. Es entonces cuando aparece Shane (Alan Ladd), un pistolero solitario que pasa accidentalmente por allí; a pesar de haber sido expulsado por Joe en primera instancia, se pone a su lado en calidad de amigo ante la llegada de los acólitos de Ryker.

Lo primero que llama la atención del espectador cuando inicia el visionado de esta película, son esos magníficos planos que oscilan entre lo bucólico y lo idílico, complementados por ese extraordinario fondo compuesto por unas cumbres nevadas, que rodean todo el valle. Stevens sigue demostrando su categoría como director en una secuencia en la que Joe y Shane arrancan las raíces del tronco de un árbol, que el primero había intentado arrancar durante años sin éxito; brillante forma de adelantarnos que la misión que Joe tiene por delante, no podría ser llevada a cabo sin la ayuda de Shane.

Pero Stevens no solo destaca por el tratamiento que da a sus imágenes; los diálogos que se producen entre Shane y Joey denotan la admiración que éste siente por el pistolero, muy similar a la que siente por su padre. Esto podríamos extenderlo a Marian, que no solo teme por los sentimientos de su hijo, sino por los suyos propios; por eso cuando el niño le pregunta: “Mamá, ¿por qué no debo querer tanto a Shane?, la madre le replica que no debe encariñarse demasiado, porque si no sufrirá mucho cuando tenga que separarse de él.  Debido a ello, un cierto sentimiento de culpabilidad y de autoprotección le induce a acercarse a su marido y  decirle: «abrázame muy fuerte Joe y no me preguntes nada».

«Raíces Profundas» es una muy buena película;  por la maestría con la que Stevens traduce su guión en imágenes; por la belleza de sus planos y fotografía; por la ingenuidad y  ternura que transmiten  los diálogos de Joey, un niño viviendo en un mundo de adultos que no comprende; por la naturalidad  con la que Van Heflin y Jean Arthur interpretan los sentimientos de una familia del oeste americano; por la heroica actuación de Shane, quien había decidido renunciar a toda violencia y no puede cumplir su promesa. Por comentar un defecto, diría que el personaje de Shane, sin tratarse de una mala interpretación de Alan Ladd, carece de la contundencia que cabría esperar de un tipo de ese calibre. A pesar de ello, “Raíces Profundas” es un western imprescindible, del que Clint Eastwood se sirvió décadas más tarde para hacer una de sus grandes películas: «El Jinete Pálido».

Antonio Fernández

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