Ju Dou (Semilla de crisantemo) (1990)
Nota: 9,5
Dirección: Zhang Yimou
Guión: Lui Heng
Reparto: Gong Li, Li Bao-Tian, Li Wei, Zhang Yi, Zheng Ji-An
Fotografía: Changwei Gu
“Ju Dou” nos recuerda la época en la que el maestro Zhang Yimou se dedicaba al estudio de la indescifrable psicología del ser humano. En la última década, obsesionado con las artes marciales y la estética preciosista, parece haber adquirido, incomprensiblemente, el reconocimiento popular que se le resistía cuando su cine derrochaba magia en cada nueva obra que realizaba. Con esto no quiero decir que “Ju Dou” no sea visualmente atractiva; de hecho, muchos de los planos que el director crea son de una belleza arrebatadora y añaden contundencia a un guión directo ya de por si.
El argumento es muy sencillo. China rural, años 20. Un hombre mayor, propietario de una tintorería, compra a un chica joven, Ju Dou (Gong Li) para que le de descendencia. No asume su impotencia y la maltrata continuamente por no conseguir lo que quiere de ella. Con ellos vive el sobrino del hombre, que trabaja en la tintorería y se siente atraído instantáneamente hacia ella. Noche tras noche es testigo de las continuas vejaciones que su tío comete hacia Ju Dou. Pero todo cambia cuando…..
El atrevimiento del director chino es asombroso, sobre todo si tenemos en cuenta que éste era su segundo largometraje. En él observamos una de las constantes que dominarían sus posteriores trabajos: la tradición, ya sea referente a las antiguas costumbres chinas o a los rígidos códigos de conducta, no tan obsoletos hoy día como podríamos pensar. De hecho, uno de los muchos alicientes que esta obra ofrece, reside en los conocimientos culturales que adquirimos sobre el gigante asiático, gracias a la labor didáctica del director de «La Casa de las Dagas Voladoras».
La fotografía es una de las protagonistas indiscutibles de “Ju Dou”. A parte de contribuir a la belleza de los planos, juega un papel determinante en la percepción que el espectador tiene de la misma. La imposible historia de amor, la esclava y jerárquica relación entre tío y sobrino, ese niño tan amenazante en todo momento, el ambiente opresivo que envuelve todo el metraje y el paso de los años prolongando una historia de amor que parece estar abocada al fracaso (o no), contrastan con una preciosa fotografía que utiliza unos colores vivos y potentes, que parecen insinuar la pasión secreta que sienten los dos protagonistas el uno por el otro. Pero todos estos colores no son más que un espejismo y solo sirven para compensar la oscuridad que se cierne sobre nuestros dos amantes. La utilización de los mismos, junto al preciso manejo de la iluminación, crean unas imágenes que quedan para la historia, que acompañan al espectador para el resto de su vida.
“Ju Dou” es una obra muy emocionante; nos habla de sentimientos humanos que todos podemos identificar: amor, pasión, ira, impotencia, sed de venganza, pero los ubica en un contexto regido por la tradición y la conciencia. La tradición instrumenta la relación de poder entre tío y sobrino, a modo de yugo invisible que somete al segundo de ellos a la voluntad del primero. Cuando, debido a determinadas circunstancias, consigue zafarse del mismo, irrumpe inesperadamente la conciencia, representada por el niño, que le impide cumplir sus deseos. El guión es brillante en este aspecto, ya que construye una tela de araña en la que los dos protagonistas quedan atrapados a expensas de su implacable destino.
«Ju Dou» no es solo para aquellos que amen el buen cine oriental; tampoco para los que admiran la cultura china y quieren conocer mas de ella; no es una película destinada al jurado de algún Festival de Cine con ínfulas de intelectualismo; si hay algo que me queda claro después de volver a verla es que «Ju Dou» es una película para todos los públicos. Imprescindible.
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Afortunadamente
– Parece que el maestro Yimou vuelve al cine mas intimista con «A Gun, a Woman and a Noodle Shop» (2010) después de sus escarceos con el cine de acción.
– Podemos disfrutar de una magnífica interpretación de la bellísima Gong Li.
Desgraciadamente
– No volvió a alcanzar el nivel mostrado en esta obra.
– Ha caído en el mas profundo de los olvidos.
Carlos Fernández Castro