Fuerza Mayor (Tourist) (2014): la diferencia entre la hipótesis y la realidad
Nota: 8,5
Dirección: Ruben Östlund
Guión: Ruben Östlund
Reparto: Johannes Kuhnke, Lisa Loven Kongsli, Vincent Wettergren, Clara Wettergren, Kristofer Hivju, Fanni Mettelius, Karin Myrenberg
Fotografía: Ola Fllotum
Duración: 118 Min.
Algunas películas entran sin permiso en tu mente y despiertan tus temores más inconfesables, esos que habitualmente permanecen en estado de hibernación y no te atreves a analizar por lo que pudiera pasar. Por esa misma razón, descartar el visionado de ‘Fuerza Mayor’ sería una opción aceptable, si ello no implicara perderse una de las grandes películas europeas del año. Ruben Östlund expone un conflicto difícil de dirimir: ante una catástrofe inevitable ¿correrías por tu vida, o intentarías salvar a los tuyos?
Pero la cuestión que plantea el director sueco no es tan sencilla como parece, porque el contexto donde es formulada no requiere una respuesta en forma de palabras, sino de reacciones espontáneas. No es un misterio que en casos de fuerza mayor, el instinto suele anular el raciocinio y tomar las riendas de la voluntad. No hay nada que puedas hacer. Tú verdadero yo escoge el momento más inoportuno para presentarse en sociedad, y más vale que no sólo dé la talla ante tus seres más queridos (si tienes la mala suerte de compartir ese momento con ellos), sino también, y fundamentalmente, ante tu propia persona.
Sin embargo, la maquiavélica propuesta de ‘Fuerza Mayor’ aspira a metas todavía más ambiciosas. El director sueco insinúa las diferencias entre el instinto protector masculino y el femenino en el marco de una situación extrema: durante unas vacaciones de ski en Suiza, una repentina avalancha amenaza la vida de los cuatro miembros de una familia sueca; él sale corriendo, y ella intenta poner a salvo a sus cachorros. A pesar de la insultante sencillez de la puesta en escena (un plano fijo y unos efectos visuales de andar por casa), el espectador percibe la peligrosidad del momento y comparte la desorientación inicial de los personajes.
Ruben Östlund exprime las posibilidades de este punto de inflexión de una manera inteligente y poco previsible. ¿Qué sucede después de la falsa alarma comentada anteriormente? La confusión se apodera de los protagonistas, aunque ambos tienen la certeza de que nada volverá a ser como antes. El silencio toma las riendas de la narración y, en manos del director, la rutina adquiere un cariz angustioso. Tomas actúa como si nada hubiera sucedido, mientras que Ebba calibra el momento adecuado para abrir la caja de Pandora. De repente, el callejón sin salida en el que se había convertido esta situación encuentra una salida de emergencia en forma de nuevos personajes.
Los protagonistas no son capaces de afrontar una nueva realidad, en la que los roles tradicionales han perdido su vigencia. Esa falta de comunicación queda magníficamente representada en la incapacidad del matrimonio para comunicarse cara a cara, sin recurrir a terceras personas que canalicen los reproches de ella y fuercen las explicaciones de él. De nuevo surgen varias preguntas que la película plantea tácitamente: ¿puede una reacción involuntaria ser recriminada? ¿existe justificación para el comportamiento de Tomas?
Todo cambia cuando el barbudo Mats (Kristofer Hivju) entra en escena y se erige en el único defensor del afligido Tomas. A partir de este momento, las dudas empiezan a brotar y el beneficio de la duda comienza a teñir de gris la perfecta blancura de la nieve suiza. Es cuando ‘Fuerza Mayor’ contraataca por sorpresa, renunciando a sus trampas iniciales y exigiendo la empatía del espectador hacia el protagonista masculino.
Todo ello es acompañado por un sensacional dominio del ritmo y del espacio narrativo. En cuestión de minutos, Östlund construye el micromundo en el que se van a desenvolver sus personajes, y asigna a sus rincones más recurrentes una función determinada: en la puerta del apartamento se realizan los comentarios que los niños no deberían escuchar, el esquí está destinado a liberar las tensiones generadas en el interior del complejo turístico, las reuniones sociales sirven para el desahogo de las emociones reprimidas, los paisajes nevados marcan la transición entre secuencias…
En definitiva, nos encontramos ante una película que crítica comportamientos humanos, que universalmente son aceptados por la sociedad. A veces, olvidamos las posibilidades que ofrece el séptimo arte. Porque el cine también puede remover conciencias o invitarnos al replanteamiento de verdades que heredamos absolutas y merecen ser relativizadas. Al menos, que ‘Fuerza Mayor’ sirva para enseñarnos la diferencia entre hipótesis y realidad.
Carlos Fernández Castro