Ex Machina (2015): los peligros de jugar a ser Dios
Nota: 7,5
Dirección: Alex Garland
Guión: Alex Garland
Reparto: Oscar Isaac, Domhnall Gleeson, Alicia Vikander, Sonoya Mizuno, Chelsea Li, Evie Wray, Corey Johnson
Fotografía: Rob Hardy
Duración: 108 Min.
El hecho de haber escrito un buen guión (en concreto, el de 28 Días Después, una de las películas de ciencia-ficción más interesantes de la última década) no garantiza la calidad de un debut detrás de las cámaras. Sin embargo, a Alex Garland le ha servido para atraer la atención de aquellos amantes del género que no sólo exigen una orgía de efectos especiales y la recreación de un universo distinto al que habitamos. De hecho, las imágenes de ‘Ex Machina’, al igual que la película de Danny Boyle, están cargadas de un alto contenido filosófico y muestran un mundo peligrosamente parecido al nuestro.
Así como algunas películas muestran un futuro demasiado distante en el tiempo y difícil de asimilar, la ópera prima de Garland aspira al equilibrio. ‘Ex Machina’ navega entre el presente y una fantasía que pudiera convertirse en realidad inminentemente. El contexto que comparten los cuatro personajes de la película es tangible e identificable, pero también está lo suficientemente bien concebido como para transmitir esa sensación de un tiempo que está por llegar.
Estamos ante una película que alcanza logros admirables a través de medios escasos: un decorado que oscila entre el realismo y una nave espacial, unos exteriores rabiosamente naturales, y cuatro personajes. Su diseño de producción, tan austero como efectivo, transporta al espectador a ese templo de la inteligencia artificial que es la morada de Nathan (Oscar Isaac), sin desviar su atención de las verdaderas pretensiones del director: reflexionar sobre los peligros que entraña jugar a ser Dios, una afición creciente en el ser humano.
Intriga, romance, y traición comparten protagonismo de una manera equilibrada y complementaria. Garland demuestra, una vez más, el excelente guionista que lleva dentro. Además de su inteligente trama, destaca la profundidad de los personajes y la partida de ajedrez a tres bandas que éstos protagonizan. Detrás de cada movimiento de Nathan se esconde un secreto, Ava (Alicia Vikander) es un misterio sin resolver, y Caleb (Domhnall Gleeson), aparte de haber sido elegido por Nathan para demostrar la calidad de Ava en términos de inteligencia artificial, es la proyección del espectador en la película.
El hijo del orondo Brendan Gleeson encaja a la perfección en las exigencias de su personaje: un joven inteligente, inocente, y sensible, con el que la identificación es instantánea. La mirada de Alicia Vikander expresa una perfecta armonía entre su lado humano y el artificial. Pero la clave de todo se encuentra en Nathan (Oscar Isaac), al mismo tiempo dueño de la mayor red social sobre la faz de la tierra, científico brillante, y representante de todos aquellos que han intentado, y siguen intentando, crear un alma a espaldas de la madre naturaleza.
En cada nuevo trabajo, el actor nicaragüense ofrece nuevas pinceladas de su inmenso talento. Su personaje en ‘Ex Machina’ es manipulador, descarado, directo, misterioso, e inteligente. Puede resultar desagradable y encantador en una misma secuencia. En la siguiente, puede parecer un perfecto borracho que, al escuchar el sonido de la música, se marca unos pasos de baile que el mismísimo John Travolta hubiera firmado. La ambigüedad que aporta a Nathan es uno de los motores de la intriga de esta notabilísima película.
Al concluir su visionado, infinidad de preguntas brotarán en las mentes más inquietas. ¿Es ético el mero hecho de querer crear inteligencia artificial? En el caso de que fuera posible, ¿seríamos capaces de aceptar la autonomía de estos seres y concederles la libertad que nosotros disfrutamos? En realidad, se trata de preguntas que ni siquiera somos capaces de responder respecto a nuestros niños. Al igual que ‘Blade Runner’, ‘Inteligencia Artificial’, o la mismísima ‘Frankenstein’, ‘Ex Machina’ en el fondo habla sobre el egoísmo del ser humano, su tendencia a mirarse al ombligo, y su incapacidad para responsabilizarse de sus propios actos. Así que ¿para qué complicarnos más la vida?
Carlos Fernández Castro
Buenas tardes, Carlos
Al acabar de leerte, y como polémica respuesta a tus interrogantes sobre Ex Machina, se me viene a la cabeza una de las contestaciones del chatbot Eugene Goostman intentando pasar el test de Turing:
‘Sé optimista – Inteligencia Artificial y la Estupidez Natural, combinándose… ¡conducirían a este mundo a un fantástico futuro!’
Menos mal que la contrarréplica humana fue: ‘Sólo si la estupidez natural fuese capaz de reconocer la inteligencia artificial’
Con muchas ganas de ver Ex Machina, muchas gracias por tus observaciones!!
Jajaja, magnífica respuesta. Creo que encontrarás resonancias a tu comentario en la película. Ya me dirás qué te parece.
Muchas gracias por tus siempre enriquecedores comentarios
Un saludo
JAJAJ… por cierto, entre el fenotipo pelirrojo Weasly, ese apellido tan Irish y el adjetivo clave ‘orondo’, me lo has puesto tan sencillo que mi cerebro ha funcionado a velocidad de 33,86 petaflops con el resultado correcto.
Estoy deseando verla, por otro lado me da como miedo, por no decirte que me estoy volviendo algo conspiranoica… En la misma conversación, también se le pregunta a Goostman, si no sería más convincente crear un chatbot mediante el uso de google y el poder de toda la red en busca de respuestas plausibles… y digo yo… ¿no será que el origen dadivoso, casi altruista de Internet tenía como propósito encubierto, justo esto, una IA?. Les sale super barato, colaboramos todos sin excepción y además no se han generado dilemas en este sentido, hasta ahora, cuando ya es tarde.
Me gusta tu frase final: ‘¿para qué complicarnos más la vida?’. Mucho me temo que cuanto más complicados seamos más aprenderán y más viviremos necesitados de ‘soluciones’… uf… me voy a ver Ex Machina antes de que sea demasiado tarde!
Buenos días chicos!
A riesgo de autoespoilearme os recomiendo/recuerdo el primer capítulo de la segunda temporada de Black Mirror: Be right back… Ahí está todo sobre lo que estáis hablando… Jajajaja!
http://www.youtube.com/watch?v=mzSIQxc_KqE
Rubén!!! Hola!!… sí sí… últimamente todo está conectado, también tu reflexión de AFM y tu sugerencia dentro de ésta…
Muchas pelis (y series) portan la idea de la Inteligencia Artificial, si no como recurso principal, como goloso trasfondo para generar conflictos y dilemas nuevos, y no tan nuevos, pero al menos con una presentación distinta.
El argumento de este capítulo que ofreces se acerca al de la peli que tengo pendiente: Transcendence, a la que también le tengo muchas ganas, ya que se atreve con ciertas líneas cruciales como: consciencia colectiva y autosuficiente, conciencia vs inteligencia, singularidad tecnológica, internet como herramienta de aprendizaje… y además intuyo, visitará un aspecto aún más decisivo de lo que damos por sentado: la necesidad de cuerpo.
Aquí hay mucha tela que cortar… y ‘lo que te rondaré morena’!
Ah! Rubén, la amiga en el velatorio al recapacitar sobre la muerte da un indicio perfecto: ‘no es real, verdad?’… lo que es real o no… lo que parece real y no lo es… También tu Reflexión sobre Interestellar lleva algo de esto, por no decirte al loco de Rust Cohle y su papilloso cerebro delirante.
Resumiendo, vamos a tener que cambiar aquella expresión de Arrabal por: ‘la singularidad va a llegaaaarrr’.