El Gran Lebowski (The Big Lebowski) (1998)
Nota: 8,5
Dirección: Joel Coen
Guión: Joel Coen & Ethan Coen
Reparto: Jeff Bridges, John Goodman, Julianne Moore, John Turturro, Steve Buscemi
Música: Carter Burwell (música original) y T Bone Burnett (archivista musical)
Fotografía: Roger Deakins
En la actualidad, los hermanos Coen son los máximos exponentes de la novela negra americana clásica, e incluso, es posible que en sus mesillas de noche tengan un libro de Raymond Chandler, otro de Dashiell Hammett y un tercero de James M. Cain. Ethan y Joel Coen tomaron prestado algo de Hammett y su Llave de Cristal para la genial Muerte Entre las Flores; El Hombre que Nunca Estuvo Allí es puro Cain; y se dejaron influir por las novelas de Raymond Chandler para crear El Gran Lebowski, su personaje más entrañable y una de sus mejores películas.
Los Coen, orfebres del cine negro, no se limitaron en este caso a los cánones del género, sino que, en un acertado alarde de originalidad, desmenuzaron cada uno de los ingredientes, para volver a mezclarlos de una manera en la que nunca se había hecho antes, dándole un nuevo enfoque, haciendo que pudiéramos saborear el resultado final con sorpresa por la novedad, pero con un regusto a algo familiar que hizo que El Gran Lebowski se convirtiera en una película de culto.
Como en las novelas de Chandler, encontramos a un personaje carismático, pero que no podía estar más alejado del detective Marlowe: Jeff Lebowski, que se hace llamar “El Nota” (The Dude en su versión original), magníficamente interpretado por Jeff Bridges, es uno de esos individuos que se pueden encontrar paseando por Venice Beach, anclados en el pasado, sin trabajo, despreocupado, con cierta afición por las drogas y habitual de la bolera. La estructura chandleriana de la cinta, hace que la película esté organizada en capítulos que se van sucediendo. Tomando como punto de partida una confusión de identidad entre El Nota y el multimillonario Jeff Lebowski por parte de unos matones, El Nota acaba involucrado en una trama de secuestro y extorsión de la que debe salir airoso. A lo largo de las diversas situaciones que guían la trama, se van introduciendo con brillantez un gran número de peculiares secundarios, como un inspiradísimo John Turturro (y su mítica secuencia en la bolera) como el estrambótico rival del equipo de El Nota en el campeonato de bolos, un estupendo John Goodman como el mejor amigo del protagonista (y causante de parte de sus problemas), un Steve Buscemi encantador, una artista vanguardista interpretada por Julianne Moore o un misterioso cowboy interpretado por Sam Elliot. Y como guiño adicional a las novelas de detectives, no podían faltar unas desternillantes escenas oníricas.
El Gran Lebowski, como no podía ser de otra manera, se desarrolla en Los Ángeles, en ese lugar que se puede moldear al antojo y convertirse en cualquier escenario. Los Coen, imitando a Chandler, nos enseñan los bajos fondos y la alta sociedad, los barrios residenciales y las mansiones sobre las que rompen las olas del Pacífico, ese Los Ángeles en el que cualquier personaje es creíble.
Y para completar el ambiente creado por los Coen, El Gran Lebowski tiene una brilllante selección musical a cargo de T Bone Burnett (productor de algunos de los mejores discos de rock de los 90 y genio detrás de grandes bandas sonoras, como O Brother y Crazy Heart), con joyas de la Creedence Clearwater Revival y la oscura The Man in Me de Bob Dylan, y una banda sonora compuesta por el habitual de los Coen, Carter Burwell.
El Gran Lebowski es una obra original, divertida, con un ritmo endiablado, desternillantes diálogos, y una galería de personajes que hacen de ella una película redonda, donde, como en las buenas novelas negras, lo importante no es el resultado final, sino todo lo que ha pasado a lo largo del camino.
Clara Ochoa