Grandes Películas…Sobrevaloradas: No es País para Viejos (2007)
Escrito por Carlos Fernández Castro el 31/7/11 • En la Categoría Artículos,Grandes Películas...Sobrevaloradas
«No es País para Viejos» pertenece a esa extensa lista de películas que empiezas a ver con la ilusión de un niño pequeño y acaban decepcionándote, no sin haberte provocado previamente un fugaz estado de euforia a causa de su magnífica primera mitad; lo cual es aún más doloroso. Y es una pena, porque en un principio disfrutamos de lo que parece ser el retorno de los mejores Hermanos Coen. Pero es sólo un espejismo.
Los cineastas judíos cuentan con un planteamiento inmejorable y el talento necesario para desarrollarlo. Desde un primer momento saben imprimir un ritmo idóneo a la cinta; de este modo, podemos saborear detenidamente la extraña atmósfera que logran crear (con la inestimable ayuda de Roger Deakins) para que sus protagonistas jueguen al gato y el ratón en una persecución cuya tensión crece por momentos. La construcción de personajes es tan acertada como en sus mejores obras: el psicópata Anton Chigurh, magníficamente interpretado por Javier Bardem, que parece infalible e inasequible al desaliento; y Llewelyn Moss (Josh Brolin), un cazador de antílopes, que ha encontrado lo que busca el criminal y parece saber qué hacer para salirse con la suya.
El personaje de Javier Bardem, contratado para encontrar el dinero perdido en una fallida compra de droga, es absolutamente aterrador y hace temer en todo momento por la vida de Josh Brolin, un perfecto protagonista, que parece haber tenido un golpe de suerte al encontrar dos millones de dólares en los restos de una masacre en mitad del desierto de Texas.
Los Hermanos Coen se centran en crear una atmósfera cargada y enrarecida, más que en filmar las típicas secuencias de persecuciones; en los primeros compases de la película, logran el difícil reto de transmitir el espíritu de la novela de Cormac McCarthy, en la cual está basada la película. Acto seguido, introducen un par de personajes, interpretados por Tommy Lee Jones y Woody Harrelson, que también persiguen a Llewelyn; el primero en nombre de la ley y el segundo obedeciendo órdenes de un hombre de negocios. La sensación de peligro que percibe el espectador aumenta al ver que el personaje principal a penas tiene posibilidades de triunfar en su propósito.
SPOILER De repente, algo sucede; toda la intensidad conseguida hasta el momento empieza a desvanecerse con la muerte del personaje protagonizado por Woody Harrelson, única esperanza real que tiene el espectador de que Chigurh sea detenido en su frenética persecución. Además, se trata de un tipo que, desde su primera intervención, desprende un carisma especial y poco frecuente, del cual se beneficia inmensamente la película.
A partir de este suceso, «No es País para Viejos» se va desinflando lentamente, hasta que tres factores convierten un posible rescate de última hora, en algo totalmente imposible. 1) La fulminante muerte de Llewelyn (Josh Brolin) empuja a una completa perdida de interés en el espectador, ya que, desde un primer momento, los Coen nos fuerzan a sentirnos identificados con este personaje. El problema no es que suceda, sino cuándo sucede. 2) El accidente de Chigurh provoca un desconcierto absoluto; la comprensión de esta secuencia queda reservada a los Hermanos Coen y a algún que otro elegido que he conocido recientemente; personalmente, no me siento capacitado para sacar una conclusión satisfactoria de ella. 3) Las conversaciones del Sheriff Ed Tom Bell (Tommy Lee Jones) al final de la película, de escaso o nulo interés para el devenir de los acontecimientos, acaban por desinflar completamente este film, dejando una demoledora sensación de decepción en el espectador. SPOILER.
A pesar de tratarse de la máxima triunfadora en gran parte de los premios cinematográficos otorgados en 2007, considero que «No es País para Viejos», como habéis podido comprobar, es una película sobrevalorada que el tiempo pondrá en su sitio. De alguna manera, los Hermanos Coen, al igual que su protagonista, pecan de codiciosos al intentar cambiar los códigos de este género, mucho más allá de las reglas sagradas del Séptimo Arte.
Carlos Fernández Castro
No es País para Viejos (No Country for Old Men)
Dirección: Joel Coen
Guión: Ethan Coen (Novela: Cormac McCarthy)
Reparto: Josh Brolin, Javier Bardem, Tommy Lee Jones, Woody Harrelson
Fotografía: Roger Deakins
Este artículo es una perfecta descripción (incluidos los tres puntos del «spoiler») de lo que sentí al salir del cine allá por el 2007. Recuerdo que la primera mitad de la película (porque es claramente evidente que se estructura en dos partes) expelía una tensión pocas veces conseguida. Sin embargo, la segunda parte me dejó perplejo. No es que la película empiece a desinflarse, es que, de pronto, el globo explota y sólo quedan pequeños trozos de plástico desperdigados por el suelo, a veces incomprensibles.
Creo que es una película buena, con algunos diálogos brillantes -también en la segunda parte- y con una ausencia de música muy oportuna que transmite la crudeza y el suspense de la primera parte.
Estoy seguro de que, planteada de manera que el interés del espectador no acabe perdiéndose, «No es país para viejos» habría sido una película genial.
Aunque esté muy bien argumentado, no comparto tu visión de película sobrevalorada. Los Coen han realizado un film sobre la maldad más radical, y de cómo esa maldadad escapa frente la comprensión y la racionalidad del Sheriff.
Yo creo que ese final i esa falta de interés está hecha para transmitir al público la sensación de desesperación que siente el Sheriff en su fracaso por atrapar a ese demonio andante . Claro supongo que si esperas un happy ending igual resulta desconcertante el final.
No sé igual es qüestion de gustos, pero a mí el final me produjo una sensación muy amarga en la garganta ,como la que te deja el mejor whiskey reserva, i el clímax final con el sueño del sheriff a mí me dejó satisfecho. Porquè el sueño narra una persecución que él es capaz de seguir (dejando de banda toda la simbologia freudiana sobre el padre).
En todo caso yo veo en No es país para viejos, la imposibilidad de las personas justas y con un mínimo de humanidad de ganar al mal, y de cómo los sentimientos humanos nos achican a la hora de enfrentar-nos contra los demonios de la humanidad. Quizá nos encontramos con la versión opuesta de Sin perdón de Clint Eastwood y que confirma que para ganar el mal debes sacar al demonio que llevas dentro de tí.
Coincido: absolutamente sobrevalorada.