“El Resplandor” (The Shining) (1980): Cómo hacer Cine de Terror
Recuerdo nítidamente la primera vez que vi «El Resplandor» y lo que supuso para mi. Por aquel entonces, ya había visto varias películas de terror que me habían inquietado en mayor o menor medida, pero ninguna de manera alarmante; algún susto, momentos de tensión, e incluso noches en las que resultaba difícil conciliar el sueño. Pero cuando vi esta película, el cine de terror cobró un nuevo significado para mi. Películas como «Pesadilla en Elm Street» o «El Exorcista» parecían más próximas a «Sonrisas y Lágrimas» que a la que hoy día sigo considerando la película mas terrorífica de todos los tiempos.
Argumento: Jack Torrance (Jack Nicholson) acaba de conseguir un trabajo ideal para compaginar con su faceta de escritor en ciernes; consiste en cuidar las instalaciones del Hotel Overlook en la época que cierra al público. El trato le permite llevarse a su mujer Wendy (Shelley Duvall) y a su hijo Danny (Danny Lloyd) con él durante esa temporada y ser los únicos habitantes del inmenso hotel. El Jefe del hotel se siente en la obligación de contarle, antes de que acepte el trabajo, un suceso que ocurrió con el antiguo cuidador: acabó perdiendo la cabeza y descuartizando a su mujer y a sus dos hijas. Pero a Jack no parece preocuparle…
«El Resplandor» es una película inquietante desde sus títulos de crédito iniciales, acompañados por una música que parece anticipar la inevitable tragedia que amenaza a la familia Torrance. Kubrick no pierde el tiempo con los típicos prolegómenos insustanciales, que caracterizan muchas películas del género; enseguida insinúa que en el Hotel Overlook hay algo de lo que debemos desconfiar, tal y como indica la historia que el gerente le cuenta a Jack, o la conversación entre Dick Halloran (Scatman Crothers) y Danny sobre el resplandor.
La acción sitúa a sus protagonistas en un lugar totalmente aislado, aumentando nuestra sensación de agobio ante lo que suponemos se avecina. Jack pierde progresivamente la cordura y Danny percibe con mayor intensidad aquello que teme desde su entrada en el hotel. Pero no sucede nada. Cada una de estas percepciones, ya de por si potentes, están acentuadas por la desquiciante banda sonora de Rachel Elkind y Wendy Carlos, que subraya y acentúa aquello que percibimos a través de las inquietantes imágenes. Kubrick vuelve a demostrar su completo dominio de todos los aspectos que comprende la realización cinematográfica.
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El perfeccionista cineasta logra una atmósfera irrespirable y lleva a sus personajes al límite antes de desatar las hostilidades. Acierta de lleno al contarnos desde un principio la trágica historia de la familia que cuidaba antes el hotel. De este modo, multiplica exponencialmente la tensión de un espectador que sabe en todo momento hacia donde se dirige la cinta, pero no por ello deja de preocuparse. Cuando confirmamos todas nuestras sospechas, la contención desaparece para dejar paso a un tramo final legendario.
Llega el momento en que, en cierto modo, el espectador se siente traicionado, ya que se ve obligado a identificarse con Wendy, un personaje al que se ha ninguneado durante toda la película, mostrándola débil, sumisa, e incluso estúpida en sus comportamientos. Jack está loco y Danny es un niño indefenso, por lo que no nos queda otra alternativa. Su forma de actuar nos sigue resultando exasperante, sobre todo teniendo en cuenta la naturaleza psicópata de quien le persigue.
El magnífico trabajo del reparto contribuye en gran medida a las sensaciones comentadas anteriormente. Estoy convencido de que la irritante interpretación de Shelley Duvall es precisamente lo que el director esperaba de ella; de otra manera, no la consideraríamos tan vulnerable. Danny Lloyd es una auténtica revelación; su papel es creíble en todo momento. El problema llega al hablar de Jack Nicholson. Su interpretación tiene una cara y una cruz. Desde un principio, su ilimitado histrionismo perjudica al personaje, ya que Jack no está loco al comenzar la película pero lo parece. Según avanzamos en el metraje, su actuación cobra una mayor coherencia, hasta convertirse en perfecta en el terrorífico tramo final.
El Hotel es otro de los protagonistas indiscutibles de la historia; esos largos pasillos, que alternan moqueta y parqué, en los que suceden extraños acontecimientos, ese baño de color rojo en el que Jack conversa con Grady, el salón de fiestas que tanto frecuenta Jack cuando quiere desahogarse; todos parecen lugares inofensivos a priori, pero el director americano consigue transmitirnos una incomodidad e inquietud insoportables con su forma de filmarlos y de utilizarlos. Parece ser que Kubrick mandó a varios de sus colaboradores a hoteles de todo los Estados Unidos para sacar fotos de aquellos detalles que pudieran ayudar a construir el Hotel Overlook tal y como él lo imaginaba; y verdaderamente lo consiguió.
Si evaluáramos la calidad de las películas por el numero de planos que quedan grabados en nuestra memoria, «El Resplandor» sería una de las más destacadas de todos los tiempos. Los recorridos de Danny con su triciclo por los pasillos del hotel; los baños de sangre que emanan de los ascensores para inundarlo todo; las gemelas en medio del pasillo obstaculizando el paso a Danny; la conversación de Jack con Grady, a la que hemos referencia en párrafos anteriores; Jack rompiendo con un hacha la puerta del baño, tras la que Wendy se oculta, y un largo etcétera. En definitiva, después de ver esta película por enésima vez, saco la misma conclusión de siempre: Kubrick era un genio.
Por cierto, prohibido verla en su versión doblada; probablemente, el peor doblaje de la historia del cine.
Nota: 9
Dirección: Stanley Kubrick
Guión: Diane Johnson, Stanley Kubrick
Reparto: Jack Nicholson, Shelley Duvall, Danny Lloyd, Scatman Crothers)
Fotografía: John Alcott
Carlos Fernández Castro
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Tienes toda la razón, esta es de esas películas que siempre que la vez te deja asustado, creo que Stanley Kubrick era de los mejores directores de todos porque hacía películas muy profundas, siempre la veo en HBO Go porque ahí no la pasan doblada jaja